Hoy sabemos que la ludopatía trasciende los juegos de casino, en parte porque la conducta adictiva no sólo se manifiesta en el juego de apuestas, sino en la necesidad de estar conectados a la red. El fenómeno informático y de uso de Internet no parece reparar en diferencias de clases sociales. Así vemos cómo en una investigación encarada por el Gobierno de la ciudad de Buenos Aires sobre Consumo de paco y sustancias psicoactivas en niños y niñas en situación de calle y jóvenes en tratamiento, algún niño expresó esta idea: "vas a jugar al cíber cada vez que tenés plata, y si le sobra a un amigo, te presta...el cíber es como el paco, te emociona y no podés parar".

Nos encontramos con chicos que juegan toda la noche y no comen (aunque estén hambrientos) y no duermen (aunque estén cansados y con sueño); muchos de ellos presentan ya problemas físicos, como dolores en las manos, de cabeza y trastornos visuales; otros tienen problemas en la escuela, a la que asisten cansados porque duermen poco; o se vuelven irritables y pelean más con familiares y amigos. Del mismo modo, el menor que conoce una página web sobre juegos de apuestas miente sobre su edad para poder ingresar. Ese proceso es prácticamente incontrolable. Así, el chico comienza apostando dinero "de mentira" o virtual. Hasta que se le presenta la oportunidad de hacerlo con dinero real. Sea cual fuere el desenlace, ese adolescente ya tuvo su primera experiencia con juegos de apuesta. Y fue muy fácil.